lunes, 16 de julio de 2012

Biodiversidad y Bosques Relictos

  
       La presencia del hombre en el planeta ha modificado profundamente los ecosistemas naturales y ha producido un fuerte impacto en los paisajes, afectando en muchos casos, de manera irreversible la biodiversidad. La acción antrópica actualmente se ve traducida en la pérdida de especies y hábitats completos sin tener en cuenta que cada vez es mayor la dependencia del hombre de los recursos y de los servicios que se derivan de los ecosistemas (Hoffman, 2001).
    Actualmente una de las principales problemáticas ambientales que amenazan a la biodiversidad y a los ecosistemas en general está relacionada con la desertificación. En nuestro país, el 62% del territorio nacional está afectado por el proceso global de desertificación, lo que equivale a una superficie aproximada de 47,3 millones de hectáreas afectando principalmente a las regiones I a VII y XI y XII donde se encuentra la mayor parte de las especies arbóreas y arbustivas con dificultades de conservación (Parra, 1998).
Ravén (1995) indica que hay tres razones para preocuparse por la pérdida de la biodiversidad. Primero reconoce un menoscabo para la ciencia, ya que se están extinguiendo especies que aún ni siquiera han sido identificadas. La segunda razón se relaciona con el aspecto económico. La diversidad biológica proporciona una fuente incalculable de bienes a la humanidad que tiene la potencialidad de contribuir a la consolidación y expansión de las economías locales, que en el caso de Chile se relaciona con la alta heterogeneidad climática y topográfica, cambios climáticos en el pasado y la naturaleza de isla biogeográfica (Squeo, 2001). La tercera razón se refiere al espectro de servicios esenciales que provienen de ecosistemas naturales. Estos servicios incluyen la protección de cuencas, la regulación de los climas locales, la mantención de la calidad atmosférica, la absorción de la contaminación y la generación y protección de suelos.
   De esta manera adquiere importancia el concepto de biodiversidad, ya que la sustentabilidad ecológica del planeta es altamente dependiente de su mantención, y la pérdida de especies amenaza la funcionalidad y sustentabilidad del mismo (Squeo, 2001). Cabe señalar que existen lugares con una amplia diversidad de especies llamadas por Myers (2000) “Hotspots”. Estas áreas tienen una extraordinaria concentración de especies endémicas que albergan al 44% de todas las especies vasculares en el 1,4% de la superficie terrestre.
      Dentro de estas áreas, la Región de Coquimbo está considerada como una de las 25 zonas con mayor biodiversidad del mundo. Esta región dentro del Hotspots chileno, ocupa una zona central y particular ya que se encuentra en una zona transicional entre las áreas desérticas del norte y la región mediterránea, por lo cual sus elementos biogeográficos son amplios, hay numerosos géneros que han experimentado evoluciones significativas y, al mismo tiempo, existen comunidades relictas que contienen especies típicas de los bosques del sur del país.
       Asociada a la biodiversidad de la Región de Coquimbo se encuentran los ecosistemas de bosques relictos, los cuales se encuentran en un grave deterioro y en un proceso de regresión debido a la alteración de su medio y a los procesos crecientes de desertificación (Díaz, 2005). A este deterioro no está ajeno el bosque nativo de olivillo del cerro Santa Inés localizado en el balneario de Pichidangui.
       Esta zona se encuentra entre los 14 sitios prioritarios con problemas para la conservación de la biodiversidad de la flora nativa en la Región de Coquimbo. En el polígono que va desde el río Quilimarí hasta el límite sur de la región (2.500 hectáreas) hay registros de 199 especies nativas, de las cuales 125 son endémicas de Chile (62,8%), existiendo 6 especies en peligro y 33 especies vulnerables. En otras palabras, el área se caracteriza por su alto endemismo con diversas especies de distribución restringida, que presenta grandes potencialidades para la conservación de la biodiversidad, pero que por otra parte, se encuentra impactada y modificada por la acción humana (Squeo, 2001).
      La acción antrópica se observa por la instalación de antenas radiales y de telefonía celular, vertederos ilegales de residuos sólidos y caminos vehiculares, que junto con circuitos motociclísticos y una creciente urbanización en el área, completan la incidencia negativa de intervención del hombre en este ecosistema (Conama, 1999).
     Por todo lo anterior los bosques nativos son considerados de gran importancia ya que son reservas de biodiversidad con organismos únicos en el planeta que se deben preservar. El actual grado de fragmentación al que están siendo sometidos implica un accionar mediático para las actuales generaciones y un desafío para el futuro (Conaf, 2001). La presencia de bosques del tipo valdiviano en plena IV Región ha significado darle una gran importancia a la conservación y protección de estas comunidades relictas, las que por otro lado, han mantenido interesada a la comunidad científica (Díaz, 2005).

BIBLIOGRAFÍA

1.-Conaf (2001). “Guía de parques nacionales y áreas silvestres protegidas de Chile”. Segunda edición, Santiago de Chile.

2.-Conama. (1999): “Propuesta Estratégica Regional y Plan de Acción de la Biodiversidad IV Región de Coquimbo”. En: www.conama.cl

3.-Díaz, R. (2005). “Estructura y Dinámica de un Bosque Relicto de Olivillo en el Parque Nacional Fray Jorge” – IV Región. Tesis, Ingeniero Forestal. Universidad Mayor.

4.-Hoffman, A. (1995): “Flora silvestre de Chile Central”. Editorial Fundación Claudio Gay. Santiago, Chile.

5.-Myers, N. (2000): “biodiversity Hotspots for conservation priorities”. En: Revista Nature, 403: 853 – 858.

6.-Parra, N. (1998): “Chile, líder en el combate contra la desertificación”. En: Revista Chile Forestal, 287: 30 – 34.

7.-Ravén, P. (1995): “¿Por qué defender la biodiversidad?: El significado de las extinciones actuales”. En revista Ambiente y Desarrollo, Marzo: 70 – 76.

8.-Squeo, F. (2001): “Libro Rojo de la Flora Nativa y de los Sitios Prioritarios para su Conservación: Región de Coquimbo”. Ed. Universidad de la Serena.


ANEXOS


Cima del cerro Santa Inés. Al fondo se observan las antenas de telefonía celular y la neblina, que permite la existencia y mantención del bosque relicto.


En la ladera sur-oriente (barlovento) la vegetación capta la neblina permitiendo niveles pluviométricos similares al del bosque tipo valdiviano.


Orlando Becerra Pizarro
Geógrafo